Si bien una deuda es un término que la mayoría de las empresas conocen, pues por lo general acuden a ellas para que su negocio florezca, es importante conocer qué son las deudas buenas y malas.
Una deuda se entiende como la obligación de pagar (por lo general) un dinero prestado, más los intereses generados por el tiempo en que se tiene que liquidar dicho préstamo.
En este sentido, una deuda buena es aquella que te ayuda a crecer económicamente, incluso se refiere a destinar dinero a bienes que te durarán, que te generen liquidez o haga crecer un patrimonio, esto según la la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef). Una deuda mala es aquella que no te genera ganancias.
Un ejemplo de deuda buena sería aquella destinada para invertir o potenciar un negocio, que se puede obtener gracias a las diversas opciones que distintas instituciones financieras ofrecen, como una línea de crédito o una tarjeta de crédito para empresas.
Si se hace un mal uso de estas facilidades y que en vez de ayudarte, perjudiquen tu negocio, estaríamos hablando de una deuda mala.
Cuando las deudas comienzan a convertirse en malas, en ocasiones se opta por adquirir un nuevo préstamo para pagar otras deudas, creando un ciclo de endeudamiento.
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Errores más comunes en las deudas
De acuerdo con la Condusef, los errores más comunes para convertir una deuda en mala son:
- Consumir a crédito por encima de la capacidad de pago
- Pagar el mínimo de las tarjetas de crédito
- Comprar bienes perecederos a crédito
- No tener un presupuesto establecido
- Adquirir servicios y/o productos con altas tasas de interés
- Utilizar el dinero destinado al gasto fijo
- No pagar a tiempo, ocasionando que los intereses crezcan
No caigas en el sobreendeudamiento
Dicho esto, al obtener una deuda es importante plantearse si en verdad necesitas una, ya que aunque tu objetivo de endeudamiento sea con un propósito que posiblemente genere ganancias, una deuda siempre tiene riesgos. Evita caer en el sobreendeudamiento e identifícalas desde un inicio.
- Considera que una deuda buena será cuando menos del 30 % de tus ingresos se destinan a pagarla.
- Ten presente que una deuda mala es cuando destinas más de ese 30 %.
- Cuando solicites un préstamo, te recomendamos tener previamente un plan realista de tu situación financiera y analizar tu capacidad de pago.
- Siempre verifica el tiempo en que terminarás de pagar la deuda en su totalidad, la tasa de interés (si es fija o variable), el monto de las mensualidades y, claro, las letras chiquitas.
- Si ya tienes deudas, haz una lista de todas y cubre primero las más pequeñas.
- Tener una tarjeta de crédito no tiene por qué ser un castigo, solo procura pagar en los tiempos establecidos y la cantidad que no genere intereses (como mínimo).
Tener en mente que existen deudas buenas y malas es un paso crucial para construir una empresa financieramente saludable. Solo verifica que te genere ganancias y que al mismo tiempo sea positivo para que tu negocio crezca en el futuro.